¿Qué diferencia hay entre el principio de satisfacción y el principio de utilidad relativa para la elección del grano de respuesta?
Primero aclaremos que el grano de respuesta es el nivel de detalle con que se da cierta información.
No es lo mismo decir que hoy hace frío que decir que estamos a -4ºC. Nuestra pregunta es: ¿en qué nos basamos
para elegir una u otra respuesta? Estudie el apartado 8.5.3 de
Las Caras de la Memoria
y ayúdese para ello del ejemplo que se describe a continuación.
Supongamos que le preguntan qué distancia hay entre la puerta del Ayuntamiento de su ciudad y la cárcel más próxima,
con la promesa de darle a usted, si acierta, tantos euros como unidades de distancia correcta dé.
Ahora supongamos que usted tiene la respuesta K en kilómetros (p.ej., 15 Km), la respuesta H en hectómetros (p.ej., 152 Hm)
y la respuesta M en metros (p.ej., 15239 m). Sin embargo, no en todas las respuestas tiene la misma confianza. Es de esperar
que tenga más confianza en acertar distancias de menos precisión (menos informatividad), como puedan ser los kilómetros
o hectómetros. De hecho, vamos a suponer que, en una escala de 100 puntos, usted tiene 80 puntos de confianza en la respuesta K, 50
puntos en la respuesta H y 30 puntos en la respuesta M.
¿Cómo se actúa en función de cada principio para elegir la respuesta (el grano) que finalmente daremos?:
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De acuerdo con
el principio de satisfacción usted tiene un umbral de confianza, que podemos suponer en 50 puntos.
-
Es evidente que la respuesta M no alcanza el umbral de confianza. Tiene que descartarla.
¡Qué lástima!, porque pierde la posibilidad de ganar los 1539€, que le corresponderían
si fuere correcta.
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Le quedan K y H. Ambas superan el umbral de confianza. ¿Cuál debe dar? Sin duda, H: con ella
espera obtener 152€.
Ha aplicado aquí el principio de satisfacción: de entre las respuestas
que superan el umbral ha elegido la más informativa (y rentable para usted).
Poco importa que en una de ellas (H) tenga menos confianza que en la otra (K): ambas superan
su umbral de confianza. Ambas cumplen el principio de satisfacción, que es su umbral.
-
El principio de utilidad relativa es algo más complejo y exige de usted un procesamiento más cuidadoso
de las opciones de respuesta. Debemos tener en cuenta conjuntamente la confianza en las respuestas y
su rentabilidad, esta última directamente relacionada con su informatividad por el modo en
que se fijan las cuantías de las recompensas.
- Primero debemos sopesar el valor de cada respuesta.
Podemos hacerlo ponderando su valor económico esperado con nuestra confianza en ella. Así, tenemos que el valor
asociado con cada respuesta v(X) será:
- v(K) = .80*15 = 12
- v(H) = .50*152 = 76
- v(M) = .30 * 1539 = 461.7
-
Está claro: debemos arriesgarnos a emitir la respuesta M, porque es
la que tiene más valor relativo. Esto se debe a que al pasar de hectómetro a metros la
ganancia en informatividad (1 Hm = 100 m => ganancia = 100%) supera con creces la pérdida de confianza
(50-30 = 20%) que supone pasar de H a M.
Observemos finalmente tres consideraciones:
-
La rentabilidad económica en nuestro ejemplo cristaliza la tendencia natural de la comunicación a dar la mayor
cantidad de información posible, es decir, la tendencia a maximizar la informatividad de nuestras respuestas.
Vea a este respecto el apartado 8.5.3.2 de
Las Caras de la Memoria
-
El principio de utilidad relativa contempla los diversos aspectos de la situación de elección entre respuestas,
combinándolos en una única dimensión de elección. Se elige la combinación de aspectos relativamente más ventajosa.
Vea a este respecto el apartado 8.5.3.3 de
Las Caras de la Memoria
-
Pero el principio de utilidad relativa también tiene asociado el problema de requerir una mayor carga de procesamiento.
Vea a este respecto el apartado 8.5.3.4 de
Las Caras de la Memoria
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