¿Leen los participantes bigramas en la "ilusión de Reber"?

En efecto, los participantes en el experimento 4 de Wright y Whittlesea (1998) descrito en el epígrafe sobre "la ilusión de Reber" recibieron instrucciones para leer los ítems (números de cuatro dígitos, como 2539) como pares de bigramas (25-39). Deben hacerlo así durante la fase de estudio y durante la fase de prueba. En principio y de acuerdo con la hipótesis original de Reber sobre el aprendizaje implícito de gramáticas artificiales, el tipo de estímulos y lo que los sujetos hagan con ellos son aspectos irrelevantes de la fase de adquisición. Según Reber, basta que un individuo se vea expuesto a la regularidad subyacente en una serie o dominio de estímulos, para que de forma automática, no intencional e inconsciente aprenda la regla abstracta que generó tales estímulos. Según Reber, por tanto, el carácter abstracto de la regla adquirida implica la irrelevancia de su presentación inicial (en fase de adquisición) en objetos o formatos concretos (números, letras, signos, posiciones de un punto en el espacio, palabras e incluso rasgos faciales); de forma que cualquiera que haya sido dicho formato la transferencia a dominios de elementos nuevos en una fase de prueba posterior, en la que se mide el aprendizaje de la(s) regla(s), será automática e inevitable.

Puede ayudar a entender esta idea unos experimentos que precedieron al que se describe en el epígrafe citado, en los que Wright y Whittlesea (1998) manipulan precisamente la forma en que los participantes en el experimento se enfrentan a los estímulos (es decir, el tipo de tarea inductora de procesamiento): un grupo de sujetos los estudian como series de dígitos y otro grupo como bigramas. El tratamiento produce efecto, potenciando el aprendizaje en los sujetos que estudian las series como pares de bigramas respecto a los que los estudian como dígitos; pero todos ellos, incluidos los que estudiaron los estímulos como series de dígitos, mostraron aprendizaje de la regla. Lo más importante aquí es que, como reconocen los autores en la página 410, este tratamiento (el tipo de tarea inductora) no debiera haber producido efecto desde el planteamiento de Reber.

El asunto es complejo y la mejor forma de enfrentarse a él es consultar las "fuentes primarias". Para eso se adjuntan aquí tres páginas del artículo de Wright y Whittlesea (1998). En ella aparece subrayada por nosotros (pág. 410, al final de la descripción del experimento 3A) una alusión clara a la dificultad de la hipótesis de Reber para explicar los efectos de la tarea inductora.


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